Como cada año, los alumnos de francés de 2º de bachillerato, degustan las tradicionales crêpes el día de «la Chandeleur» o fiesta de las candelas. Tras haber visto en clase en qué consiste la tradición así como la receta, que es una sencilla pasta elaborada con 125 gr de harina, 1/4 litro de leche, 2 huevos, 25 gr de mantequilla y una pizca de sal.
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Hoy ya no queda prácticamente nada de su sentido religioso, pero el origen inmediato de esta tradición es la fiesta cristiana de las candelas (chandelles, en francés) que tiene lugar 40 días después del nacimiento de Cristo, fecha en la que fue la presentación de Jesús en el templo, y la purificación de su madre, la Virgen María. En memoria de este hecho, se encendían cirios en los templos.

Antes de la era cristiana ya existían otros ritos que giraban en torno a la luz y que se celebraban a esta altura del año: los romanos (Lupercales) y los Celtas (Imbloc) celebraban este tipo de ritos pidiendo buenas cosechas.

En cualquier caso, se trata de despedir esta época del año en la que el frío del invierno va llegando a su fin  y en la que los días empiezan a ser más largos, cálidos y luminosos.

Actualmente, todos estos ritos han quedado lejos en la memoria, aunque  la chandeleur sigue siendo la excusa perfecta para reunirse en torno a una mesa para degustar las conocidas crêpes, una especie de tortita muy fina cuyo atractivo gastronómico en sí no es mucho, aunque se convierta en algo más suculento gracias a los ingredientes con que los que la acompañemos: chocolate, crema de cacao, mermelada, trozos de fruta… o simplemente un poco de azúcar, a gusto del consumidor.