Mañana, 11 de febrero, se celebra el «Día internacional de la mujer y la niña en la ciencia», proclamado en 2015 por la Asamblea General de las Naciones Unidas con el fin de lograr el acceso y la participación plena y equitativa en la ciencia para las mujeres y las niñas, además para lograr la igualdad de género.  Porque:
– Las mujeres suelen recibir becas de investigación más modestas que sus colegas masculinos y, aunque representan el 33,3% de todos los investigadores, sólo el 12% de los miembros de las academias científicas nacionales son mujeres.
– En campos de vanguardia como la inteligencia artificial, solo uno de cada cinco profesionales (22%) es una mujer.
– A pesar de la escasez de competencias en la mayoría de los campos tecnológicos que impulsan la Cuarta Revolución Industrial, las mujeres siguen representando sólo el 28% de los licenciados en ingeniería y el 40% de los licenciados en informática y computación.
– Las investigadoras suelen tener carreras más cortas y peor pagadas. Su trabajo está poco representado en las revistas de alto nivel y a menudo no se las tiene en cuenta para los ascensos.
Históricamente la invisibilización del papel de la mujer en la ciencia ha sido una constante. Este prejuicio y discriminación se conoce como «Efecto Matilda» (en honor a la primera activista que lo denunció, Matilda Joselyn Gage). A lo largo de la historia, a muchas mujeres investigadoras se les negaron sus aportaciones y la autoría de sus descubrimientos fue dada a sus compañeros de investigación. Una injusticia que ha impedido que la historia las recuerde como se merecen y que no aparezcan en los libros de texto.
Nuestro alumnado de primero de bachillerato nos lo explican al detalle, en este vídeo realizado en clase de Filosofía.